Nacer de verdad
Ese día me di cuenta que no podía con mi vida y decidido salí a caminar encontrándome con una senda angosta y larga, mis ojos trataban de ver más allá buscando el horizonte pero se veía un color negro que me producía miedo, sin embargo decidido, continuaba con la compañía de mi pensamiento que triste me ofrecía inocentes ideas que me hacían olvidar por largas horas la angustia que me carcomía por dentro. Caminaba y caminaba perdiendo las sales de mi cuerpo con un sendero cada vez más guijarroso. Punzaba mis pies descalzos haciendo brotar algunas lágrimas que me recordaba cada palabra suya; la fiebre subía quemándome la piel, los guijarros no podían lastimarme más, ahora las piedras que iba encontrando me hacían tropezar y una especie de agonía me subía hasta la cabeza y volvía a bajar provocando dificultad al respirar. Por último ya casi gateando, sin dejar el camino, las piedras se volvieron rocas, hasta que llegue a una inmensa que obstaculizaba por completo